Hace unos años, el destino entrelazó los caminos de Olga Pérez De Martino y Susan, una mujer dedicada a reciclar botellas de plástico y vidrio. En aquella época, Susan compartió con Olga su desgarradora realidad, llena de dificultades y vulnerabilidades, al expresar con preocupación y tristeza que no podía proporcionar lo más básico a sus hijas: un techo y comida. Con el corazón conmovido, Susan llegó incluso a contemplar la dolorosa posibilidad de dar en adopción a sus pequeñas.
A pesar de ser una adolescente, Olga se comprometió a ayudar. Este encuentro reveló la falta de oportunidades para personas como Susan, sin embargo, la inspiró a fundar un refugio para quienes enfrentan escasez de recursos.